Para mi querido Ave Fénix:

 Creo que una de las cosas más significativas que me ocurrieron en la vida fue el proceso de cáncer de mi madre. Considero que no hay sentimiento más desesperante que ser consciente de que una parte tuya está falleciendo; lentamente, ante tus ojos y en tus brazos ese maldito sentimiento de un amor arrancado pero no poder hacer nada al respecto. Como bomba explota y lastima el nudo en la garganta de palabras enredadas que no se dijieron a tiempo. La incertidumbre de no saber a que parte de vos le vas a decir adios y como dijo Borges: "Si para todo hay término y hay tasa y última vez y nunca más y olvido ¿quién nos dirá de quién, en esta casa, sin saberlo, nos hemos despedido?"

 Retumba esa frase en mi cabeza y vuelvo una y otra vez a la misma pregunta: ¿ Por qué devolver la comodidad de mi silencio cuando me han herido? ¿Por qué enfermar mi ser con sus prejuicios y sus mandatos adqueridos? Todavía no encuentro el motivo, pero sé las consecuencias de no cuestionar lo establecido. 

La felicidad es el imperio que una y otra vez, ladrillo a ladrillo he desarmado y he construido. Renacer es precioso si se valora lo aprendido, reinventarse es glorioso si ponen límites cuando es debido, resurgir de las cenizas es gratificante cuando sabes cuánto duele sentirse abatido. 

Tal vez todos en algún momento necesitamos ser sacudidos para sentirnos agradecidos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Esta persona triste nació de un enojo descontrolado.

La manzana podrida - crónica Mayra Fernández

Botellas al mar para el dios de las palabras - consigna 6 argumentación